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Una educación diferente para un mundo en cambio permanente

OTRO SISTEMA EDUCATIVO ES POSIBLE

DEBEMOS TRANSFORMAR ESTA EDUCACIÓN TAN DESFASADA

 

Los profesionales de la educación tenemos la responsabilidad de diseñar los entornos educativos apropiados para que los estudiantes, en vez de desanimarse y aburrirse, se sientan ilusionados, apasionados y llenos de proyectos.

HAY MIL FORMAS DE SER INTELIGENTE

Un gran problema es que las escuelas y las programaciones estandarizadas actuales no valoren ciertos contenidos en los que los estudiantes son buenos. Los sistemas educativos tienen una visión reduccionista centrada en el razonamiento verbal y matemático, pero solo hay que ver lo que hace que la gente tenga éxito en la vida real para darse cuenta de que la inteligencia humana y el talento es mucho más que esos dos aspectos. Hay muchas maneras de ser inteligente no sólo aquellas que promueve la cultura académica universitaria. Las mentes funcionan de maneras muy distintas: unas aprenden y se muestran de una forma más visual, otras se manifiestan con el movimiento corporal y la manipulación, otras con elementos artísticos, otras emprendiendo y asumiendo riesgos…El razonamiento matemático y verbal sólo son dos formas concretas de entre las muchas en que se muestra la inteligencia. Por eso, si tu inteligencia se muestra por caminos “alternativos” a las palabras y los números te irá fatal en el sistema educativo actual, acabarás frustrado y sin posibilidad de desarrollar tus capacidades.

No es de extrañar que el rendimiento de algunos estudiantes sea tan confuso: sabemos que son brillantes pero sus notas indican lo contrario (ahí están los ejemplos de Bill Gates, Mark Zuckerberg o Steve Jobs, verdaderos genios a los que no les fue nada bien en la escuela). El problema es que muy pocos profesores se preguntan de qué formas un estudiante es inteligente, por qué caminos expresa tu inteligencia. La cuestión es por qué tan pocos tienen en cuenta que la inteligencia de una persona es tan singular como la huella dactilar.

 

YA NO ESTAMOS EN UNA SOCEDAD INDUSTRIAL

Esta obsoleta educación (centrada en programas y currículo) que tenemos nació para cubrir las necesidades de una sociedad industrial pero no es ni remotamente lo que necesitamos en la actual sociedad del conocimiento. Tenemos que conseguir educar de una forma mucho más sofisticada, tenemos que pedir a los profesores que enseñen a pensar y a formular preguntas, que hagan algo más que buscar las respuestas correctas a los contenidos del currículo.

Estamos en una época histórica muy especial que exigirá a los ciudadanos unas capacidades muy sofisticadas: nunca en la historia nos enfrentamos a unos desafíos como ahora, con una complejidad acelerada.  En este mundo tan complejo nuestra desfasada industria educativa chirría bajo la tensión de la globalización y la creciente competencia entre países. La cultura industrial que reproduce la escuela actual insiste en instalar en la mente de los estudiantes unos programas estandarizados de razonamiento matemático y lingüístico, cuando lo que necesita la economía para mantener la calidad de vida son cualidades muy diferentes.

 

EDUCAR ES FORMAR MENTES MÁS SOFISTICADAS

Muchos especialistas en desarrollo económico afirman que la tecnología que con más urgencia necesitamos desarrollar está dentro de nuestras cabezas: necesitamos que el sistema educativo permita y promueva que la ciudadanía desarrolle una inteligencia más sofisticada, que desarrolle unas competencias y capacidades de “moverse en situaciones reales”: un modelo de educación como el actual tan teórico, tan de contenidos, a la larga sólo permite desarrollar y aprovechar una parte muy pequeña de las posibilidades intelectuales de los ciudadanos.

La dictadura de los currículos desprecia capacidades y competencias mucho más importantes para las economías del conocimiento: estamos hablando de la innovación, el empuje para diseñar y echar a andar proyectos, la tolerancia al fracaso de los proyectos, capacidad para emprender y correr riesgos, comunicar y convencer, adaptarse a entornos cambiantes, desarrollar el talento para automotivarse, capacidad para aplicar los conocimientos, liderar,… El cambiar de enfoque es tan importante porque cuando desarrollas competencias, aunque el mundo se vuelva al revés, siempre encontrarás la manera de utilizar tus capacidades. Por el contario, si basas tu educación en el currículo, en aprender a dar las respuestas correctas, lo tendrás más difícil para adaptarte a situaciones nuevas o diferentes.

 

CENTRARTE EN LO QUE TE APASIONA

Pero además, el sentido común nos dice que es imposible estar motivado en todas las áreas de conocimiento y también sabemos que cuando trabajas en lo que te apasiona, a lo que te encanta, estás más motivado y aprendes de forma más concienzuda y profunda. Cuando estás en tu “elemento” tu aprendizaje se orientará automáticamente hacia las competencias, y sin querer desarrollarás más talento práctico, serás más creativo e innovador y podrás idear un abanico más amplio de oportunidades para ti.

Además, cuando haces lo que te gusta, tu nivel de compromiso y constancia es mayor porque recibes más energía de la que gastas, siempre tienes las baterías llenas: la pasión hace crecer la energía mental que podemos dedicar a una actividad o trabajo.

Todos los estudiantes deberían tener derecho a poder enfocar su educación en los campos y áreas de  que se alineen con la forma en que se expresa su inteligencia. Por eso un objetivo prioritario de los profesores será observar continuamente a sus estudiantes para entender quiénes son y descubrir sus potencialidades. Un profesor debe ayudar a los estudiantes a diseñar una buena ruta que desarrolle sus capacidades, a elaborar proyectos pensando en su futuro, a preguntarse cuáles son sus intereses, sueños y talentos, a averiguar de qué mundo laboral quieren formar parte en el futuro. Se trata de empujar a los estudiantes a descubrir su potencialidades, cómo (y dónde) deberían cultivarlas, abrirles la mente para que descubran sus oportunidades, planificar los pasos necesarios para lograrlas y convencerlos de lo que pueden llegar a conseguir. En suma, animarles a que profundicen en cualquier cosa que les apasione. Ese es el tipo de profesor que puede cambiar tu vida.

 

SOS: TENEMOS QUE TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN

El sistema educativo sólo alcanzará todo su potencial con una reforma a gran escala. El mayor error es creer que la mejor manera de afrontar el futuro de la educación es mejorar lo que se hizo en el pasado. Consolidar la vieja jerarquía de asignaturas, la estandarización de los currículos, y el desprecio por la innovación y la creatividad. Pero no seamos necios: la educación no necesita que la reformen, necesita que la transformen.  Los estudiantes no se deberían agrupar por edades como si lo más importante que tuvieran en común es su fecha de fabricación (nacimiento).  

 

¿POR QUÉ NO APROVECHAMOS LA SINERGIA DE LA TRIBU?

Mi propuesta es que los contenidos de la educación secundaria no deberían ser comunes, sino que deberían fijarse líneas de especialización que permitieran a los estudiantes esa buena ruta: juntarse con otras personas que compartan sus pasiones, sus formas de inteligencia, entornos de aprendizaje que valoren lo que saben hacer, con los que se identifiquen, facilitándoles un ambiente que motive y haga creer que puedes.

Se trataría de que cada estudiante eligiera su tribu,  un tipo de gente con la que pueda compartir y comparar ideas y habilidades, un grupo que dé sentido a sus ilusiones y expectativas, estar con personas afines que te planteen retos y oportunidades de mejorar, iguales que te inspiren y te provoquen, que te motiven para explotar a fondo tus capacidades, que te exijan funcionar a tope para poder seguir su ritmo de aprendizaje, que te ayuden a comprometerte con la excelencia.

Es muy injusto que el sistema educativo traume y corte las alas a buena parte de sus estudiantes, e impida que se realicen al obligarles a hacer cosas que no les interesan. Debemos acabar con este sistema educativo que  “hunde a martillazos los clavos que sobresalen”.

Hay oportunidades, proyectos y opciones que sencillamente te suceden, te imponen, y otras posibilidades que tu creas, que haces que ocurran. El sistema educativo actual (basado en la cultura industrial) promueve lo primero. El mundo globalizado y competitivo actual necesita lo segundo.

 

SÉ CREATIVO: OBSERVA, HAZTE PREGUNTAS, INNOVA

La forma más elevada de inteligencia es pensar de manera creativa, es idear oportunidades nuevas. La imaginación y la creatividad es lo que nos llevó de las cavernas a las ciudades, de la carroña a la cocina, del hacha de sílice al AVE. Es la base de todo lo que es característicamente humano. Entonces, ¿cómo es posible que nuestro sistema educativo no dedique ni un solo minuto a algo tan esencial como la creatividad? ¿Cómo es posible que los centros escolares se permitan el lujo de despreciar el descomunal poder de la creatividad humana?

Sí, hablamos de creatividad, pero no únicamente de la “creatividad artística”:  no sólo son creativos los artistas, los diseñadores, los científicos. Se puede ser (se debe ser) creativo en cualquier trabajo: un mecánico, un panadero, un administrativo, un carpintero, un ganadero que utiliza su creatividad para idear mejores opciones, mejores procedimientos, aportará más valor añadido a su trabajo y tendrá más éxito.

La imaginación nos permite ver en nuestra mente, para poder evocar cosas más allá de la realidad, conjeturar, suponer, especular. Cuando ponemos a trabajar nuestra imaginación podemos conseguir nuevas soluciones, podemos hacer nueva preguntas, podemos ampliar las opciones y posibilidades. Jugar con las ideas, divertirse y abrir el pensamiento,  eliminar los prejuicios que nos obligan a enfocar las cosas desde una perspectiva y atreverse a pensar desde un ángulo diferente. Las escuelas deberían poner más interés en desarrollar el pensamiento divergente o lateral: metáforas,  utilizar analogías, asociaciones, de forma que podamos visualizar otras posibilidades.

La mayor parte de la gente cree que una persona nace siendo creativa o no, que la creatividad no se puede aprender. ¿No crees que sería absurdo que se dijera que una persona no puede llegar a desarrollar la capacidad de escribir o leer? Todos podemos aprender a ser creativos si dedicamos el tiempo suficiente de aprendizaje, si trabajamos con procedimientos adecuados, si estamos motivados y se ponen en valor las cualidades creativas.

 

Ah. Una última pregunta ¿Por qué las buenas ideas tardan tanto tiempo en llevarse a la práctica?

 

 

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